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La Suegra: ¿Cómo lidiar con ella?

Hay un tema recurrente entre las madres durante el postparto (y en muchos otros momentos!)… los problemas con la suegra. No eres la única que tiene esta preocupación. En este artículo te doy algunos TIPS para lidiar con ella.

En las consultas de psicología perinatal es frecuente escuchar a muchas madres las dificultades que tienen con sus suegras. Se quejan de algunos estilos educativos más “chapados a la antigua”, algunos comentarios fuera de lugar delante de los niños o sobrepasar sus funciones como abuelas.

Es frecuente que durante los primeros meses del postparto te sientas más sensible y te irrites con más frecuencia o intensidad que antes del embarazo. Las hormonas, el cambio en tu vida
por la llegada del bebé y el cansancio, entre otros motivos, hacen que estés más vulnerable. Por ello, es normal que te sientas más molesta hacia ciertas actitudes de tu suegra.

La llegada de un bebé en la familia reestructura los roles de los diferentes miembros. Cada uno tiene que buscar su lugar y como nueva madre tendrás que marcar algunos límites.
Seguramente hay actitudes que observas en tu propia madre hacia tu hijo/a con las que no te sientes cómoda, pero las toleras o sobrellevas mejor por la relación de unión y confianza entre
vosotras.

¿Cómo lidiar con la suegra?

Expresa cómo te sientes con tu pareja y hablad del problema en privado. El/ella es el hijo/hija de tu suegra y, por este motivo, tiene que implicarse en la situación. Es muy importante que
vayáis a la una.

Muestra un estilo de comunicación asertivo: expresa aquello que sientes, piensas, quieres, necesitas… haciendo respetar tus derechos, pero respetando los derechos del otro.

Evita acumular tu malestar o enfado ya que puedes “explotar” y expresarte de forma agresiva y luego te puedes arrepentir.

Huye de actitudes pasivas de “por aquí me entra y por aquí me sale”. Al final, te acaba afectando a ti y a tu familia.

Marca límites. Habrá muchas cosas que dejarás pasar, pero hay prioridades que deberás hacer respetar. Por ejemplo, el otro día una madre me explicaba que su hija tiene alergias alimentarias y su suegra lo relativizaba “no pasa nada por un poco”. En este caso, creo que nos debemos mostrar muy serias exponiendo las razones médicas que prohíben darle cierta clase de alimentos.

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