Este es un problema frecuente desde que se introducen los alimentos sólidos durante la primera infancia. Además, es un hecho que preocupa mucho a los padres, por el miedo a que su desarrollo no adecuado.
Comer bien significa comer de todo y tener una dieta equilibrada. En ese camino, el papel de los padres es hacer de guía. A veces este papel es desesperante, pero debe mantenerse la calma y no obsesionarse. Es durante la infancia que se construyen estos hábitos y es en estos momentos en que los padres deben enseñar a los hijos a comer adecuadamente.
Hay niños que son mejores comedores que otros, pero por lo general, a los niños pequeños no les gusta demasiado probar alimentos nuevos y quieren comer siempre lo mismo. También sabemos que existen ciertos alimentos como las verduras y el pescado que cuestan más de introducir.
Para que su hijo se acostumbre a comer de todo y tenga unos hábitos correctos en la mesa, le proponemos las siguientes pautas:
- Seguir los mismos horarios en las comidas. Los niños necesitan unas rutinas y unos horarios para su correcto desarrollo, no solo en las comidas.
- Alimentación nutritiva y variada: aunque haya alimentos que no quieren, poco a poco debemos introducirlos. Podemos poner un plato con un alimento que le gusta al niño y algo de lo que no le gusta.
- Para los niños que comen pocas cantidades es mejor poner un plato pequeño que grande.
- Aconsejamos no tener la televisión encendida a la hora del almuerzo, ya que los niños están más pendientes de la televisión que de comer.
- Para los niños que son muy lentos comiendo aconsejamos marcar un tiempo, por ejemplo podemos poner un temporizador y el niño debe comer dentro de ese tiempo. Si lo hace bien, de postre le podemos dar un pequeño premio (por ejemplo, chocolate). Si le pasa el tiempo y no se lo ha comido, guardamos la comida para la siguiente comida.
- Intentaremos poner los platos y cubiertos más atractivos para los niños. Es importante que estos objetos sean siempre los mismos.
- Se deben evitar los «trucos» para conseguir que el niño coma, ya que ayudan a dar la comida pero no educan.
- Utilizar el «refuerzo positivo» motivando al niño con elogios y felicitaciones y «haciendo extinción», es decir, no hacerle caso cuando se comporta mal.
- Podemos utilizar pequeños premios para reforzar la conducta de comida adecuadamente: premios afectivos y materiales como por ejemplo ir al parque o preparar su comida favorita.
Ahora, a comer… ¡La comida ya está servida!
Bibliografía
Estivill, E. Domenech, M. ¡A comer bien! Método Estivill para enseñar a comer. Plaza & Janes Editores, 2004.