Un problema bastante frecuente durante la infancia es presentar miedos, como por ejemplo en la oscuridad, en los perros grandes o en los fantasmas.
El miedo es un sentimiento que nos avisa de algún peligro que puede ser real o imaginario. El objetivo principal del miedo es defendernos. Hay miedos que son evolutivos y que es normal que los niños los manifiesten en una edad determinada, por ejemplo a partir de los 9 meses de edad aparece el miedo a las personas extrañas.
A nivel físico se pueden dar una serie de reacciones en el cuerpo como es la aceleración del ritmo cardíaco, temblor, sudoración excesiva o respiración rápida.
¿Cómo pueden ayudar los padres a que su hijo/a supere sus miedos?
Como hemos comentado, es normal que los niños presenten miedos a determinadas edades. Por tanto, estos miedos se superarán sin necesidad de recibir una ayuda externa. Sin embargo, cuando el miedo es muy intenso y frecuente (el niño no quiere salir de casa por si se encuentra a un perro) o aparece a una edad en la que ya debería estar superada (un niño tiene miedo a la oscuridad a los 14 años) es aconsejable consultarlo con un psicólogo infanto juvenil que hará el diagnóstico y el tratamiento más adecuado en cada caso.
A nivel general, los padres pueden favorecer la superación de los miedos de sus hijos, teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Aceptar que el miedo al niño existe y que se puede superar. Nunca ignore el miedo de su hijo.
- Los padres deben mantener el control y, si lo pierden, no lo transmitan a su hijo. – Los padres pueden explicar a su hijo que ustedes también tienen miedo y que se enfrentan a él.
- Haga todo lo posible para comprender los miedos de su hijo y contenerlos.
Ejemplo práctico de problemática frecuente durante la infancia: el niño que teme a la oscuridad y no quiere acostarse solo.
Pau tiene 7 años y desde hace unos meses, coincidiendo con el comienzo de la primaria, verbaliza tener miedo a la hora de acostarse. Los padres han observado que siempre necesita tener alguna luz encendida por la noche, que pospone la hora de acostarse y se niega a dormir solo, hasta el punto de que en alguna ocasión, los padres se la han encontrado su hijo a la mañana siguiente.
Podemos observar que el niño presenta miedo a la oscuridad y por eso no quiere dormir solo. En este caso, se recomendaría a los padres las siguientes pautas:
- Al inicio, mientras el niño tenga mucho miedo, mantener las luces abiertas. Gradualmente se irán apagando.
- Acompañar al niño en su habitación y leer un cuento. No hace falta esperar a que el niño se quede dormido para irse de la habitación.
- Si el niño se levanta de su cama y va a la suya, le vuelva a acompañar a su cama. – Cada vez que el niño consiga dormir solo, se reforzará verbalmente (“Eres muy valiente”) y también se puede dar un pequeño premio (su comida preferida).
- Nunca castigue a su hijo, aunque se levante de su cama.
- En la mesita de noche dejamos preparado todo lo que el niño pueda necesitar. – Podemos hacer juegos en los que se utiliza la oscuridad como por ejemplo “la búsqueda de un tresor a oscuras”.
- Es útil inventar historias en las que el niño se vea identificado y que aparezca su miedo que es superado por el personaje.
- Es importante que la habitación sea atractiva y cómoda para el niño.
- Es aconsejable seguir todas las noches las mismas rutinas a la hora de acostarse. Esto dará seguridad al niño.
Crear frases mentales como por ejemplo: “soy valiente y lo puedo conseguir” o “soy capaz de quedarme a oscuras”.
Si os mantenéis firmes y comprensivos con esta dificultad, tu hijo superará pronto sus miedos. Si el niño tiene un miedo muy intenso que no remite siguiendo estos consejos, consulte con un psicólogo infanto-juvenil.