La visita al dentista es un miedo frecuente en niños, adolescentes y adultos. Se debe al temor ante lo desconocido y a los tratamientos que pueden ser invasivos. En la odontopediatría el manejo de conducta es uno de los aspectos más importantes porque sin la cooperación del niño/a no es posible realizar con éxito su tratamiento dental. El objetivo es conseguir una actitud positiva encaminada a la conservación de la salud dental. Si tenemos en cuenta una serie de pautas y planificamos adecuadamente la visita podremos crear un clima más adecuado para que nuestro hijo no sienta tanto miedo.
Ciertos comportamientos son más frecuentes en unas edades que en otras, depende del momento evolutivo del niño. Los síntomas que pueden aparecer frecuentemente en la infancia son el llanto, evitar ir al dentista o somatizaciones antes de la visita (dolor de barriga y de cabeza).
¿Cómo manifiestan los niños el miedo al dentista?
Las manifestaciones fisiológicas más frecuentes son taquicardia, respiración agitada, sudoración, tensión muscular, tensión en la mandíbula y aumento de la temperatura corporal, entre otros.
A la hora de tratar al niño es necesario tener en cuenta diferentes parámetros antes de empezar el tratamiento como son la edad del niño y su respuesta ante situaciones similares (peluquería, pediatra, visitas previas al odontopediatra).
Como equipo de trabajo, en odontopediatría debemos tener en cuenta la forma de tratar al niño, que deberá ser muy diferente que en el caso de un adulto. También es importante establecer una buena relación con los padres.
El odontopediatra utiliza un lenguaje pediátrico adecuado a la edad, se interesa por sus aficiones y trabaja en un ambiente relajado.
El pilar de las técnicas de conducta consiste en DECIR-MOSTRAR-HACER: explicar para qué sirve cada instrumento, con explicaciones simples y claras para reducir la ansiedad. Actualmente, los métodos de distracción disminuyen la ansiedad y aumentan la tolerancia al dolor.
Recomendaciones generales para niños
- Normalizar la visita al dentista, hacer revisiones periódicas que ayuden a prevenir futuros problemas dentales y a normalizar las visitas.
- Explicarle con tiempo, pero con brevedad, que se va a ir al dentista. Explicar los motivos y lo que le van a hacer.
- Ir hasta la consulta del dentista anteriormente a hacer el tratamiento para ir habituando al niño.
- Es importante preparar al dentista y a sus colaboradores del miedo del niño/a.
- Permitir que se lleve algún juguete o libro para que pueda distraerse.
- Intentar que nuestra visita sea la primera para no haya un largo rato de espera.
- Para algunos niños la experiencia de ir al dentista puede ser tan angustiante que puede ser necesario administrar algún sedante, se debe hablar de esto previamente con el médico.
- Los padres son el modelo de su hijo, transmitir siempre seguridad y confianza en el profesional.
- Antes de la visita, podemos pactar un premio (social o material) que le daremos una vez acabada la visita.
- Visitar a un dentista especialista en atención pediátrica. Los dentistas pediátricos tienen una capacitación especial que les permite ayudar a los niños ansiosos a que se sientan protegidos y seguros durante las revisiones y los procedimientos dentales. Además, ofrecen consultorios adaptados a los niños, en los que el ambiente es atractivo y cómodo para ellos.
- Nunca decir al niño que algo causará dolor o malestar.
- Nunca explicar al niño una experiencia desagradable que el padre/madre haya tenido con un dentista.
- Darle ejemplo al niño sobre la importancia de la higiene dental en casa y explicar que el dentista es una persona profesional y amistosa.
Anaïs Barcelona Esteban – Psicóloga infanto-juvenil col. 16.183
Ana Veloso – Odontopediatra col. 5362